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Suena el teléfono, dos tonos, tres, cuatro, ella no esperaba que alguien levantara el teléfono del otro lado. Siempre quedaba mirando despistada al techo porque nunca le contestaba, y si era así. no era por buenas razones. No existía paz entre ellos.
Del otro lado, mirando la pantalla, él no quería atender, sabía que nunca era bueno cuando ella lo llamaba, nunca nada en su vida era bueno.
Todos los días se veían caminando. Él pensaba que ella era hermosa sin maquillaje, pero siempre lo usaba. Ella pensaba que era encantador sin usar su máscara arrogante, pero se protegía detrás de esta. No podían vivir sin el otro, pero tampoco juntos.
La comunicación entre ellos era nula, los sentimientos eran debilidades las cuales utilizaban para destruirse.
Culparse el uno al otro no tenía sentido, cada loco con su tema. Ella era histérica, un poco malvada, tenía el alma podrida, jugaba con la mente y juzgadora. Él era indeciso, muy desinteresado, solo le importaba lo suyo y muy bipolar.
Ninguno de los dos creía en el amor hasta que se conocieron. Vieron dentro de sus rotas almas y se dieron cuenta de lo mucho que se necesitaban, era peligroso pero no podían seguir viviendo sin eso.
Luego de unos meses se volvieron paranoicos, revisando sus celulares, prohibiendo caminos nuevos, haciendo el amor con la luz apagada como si se escondieran algo mutuamente.
Un día dejaron de verse, solamente desaparecieron.
Luego de un mes ella pensaba ''No creo que eso sea amor y si lo es, estoy loca. Es tan difícil ponerle un fin a los sentimientos y volver a ser tu mismo''
Y él ''No puedo borrar esto de mi mente, es todo un desastre. Me intento aferrar a los recuerdos hermosos pero no existen.''
Un día se le ocurrió llamarlo, y a él atenderla. Acordaron que no podían vivir si no estaban juntos. Volvieron a encontrarse como lo hacían antes. Ese día sucedió pero los dos lo niegan, porque se miraron a los ojos y se dijeron al unisono, sin resentimientos, un seguro ''se terminó''
