Hoy estoy en pleno enero, soleado, de vacaciones. Dentro de mi casa, en frente a la computadora, escribiendo. Si. Hace mucho que no escribo y como dice mi abuela, aveces hay que obligarse a escribir un poquito para no perder el habito. En mi defensa, estuve ocupada. Mi felicidad fue la culpable de eso. Me mantiene ocupada. Ultimamente salen las cosas muy bien. Puede ser que algunas cosas que otras no salgan como lo esperado, pero nada que no se pueda arreglar. En fin, básicamente, soy feliz. Pero nunca lo vas a poder notar en mi rostro.
Mi rostro es extraño y no le gusta expresar sentimientos de alegría. Aveces pienso que mi rostro es otra persona porque nunca demuestra lo que siento en realidad. Hace lo que quiere y sin preguntarme antes.
La cosa es esta, mientras yo estoy con el seño fruncido, por dentro explota mi felicidad. Pero la cosa es cuando estoy sonriendo. Por dentro hay algo que me duele en el alma. Ya se que esto es un mal habito. Lo estoy intentando cambiar.
Esta maldición que tengo, me ayuda a ver que persona me quiere en realidad, quienes son los que me conocen de verdad. Ya que si me conocen saben cuando exactamente cuando necesito un abrazo. Ellos saben cuando me duele algo por mas que mi rostro se niegue a demostrarlo. Y saben cuando estoy tan feliz como hoy.. y solo tengo las cejas fruncidas.
